Alan Parsons: Medio siglo de intuición sonora y gratitud.
- Oliver Jam
- hace 3 días
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Alan Parsons bajó de su camioneta, firmando algunos discos antes de la conferencia. A sus 76 años, visiblemente cansado pero optimista, caminó apoyado en un bastón largo, vestido con un chaleco color gris, una camisa blanca y un pantalón de aparente piel verdosa acompañado de unos tenis color gris con blanco. Sus anteojos con armazón rojo, que no usó durante la conferencia, le daban un toque distintivo, aunque no los llevó puestos al frente de los medios. Fue una especie de entrevista frente a todos, seguida de una sesión de preguntas y respuestas.
Durante la conferencia de prensa celebrada el 8 de abril en la Ciudad de México, Alan Parsons respondió a preguntas de diversos medios con una mezcla de sencillez, reflexión profunda y su característico humor británico. El motivo: su regreso a los escenarios mexicanos, esta vez en un recinto de gran escala.
Uno de los momentos más destacados fue cuando se le preguntó sobre la diferencia entre presentarse en foros íntimos, como el desaparecido Plaza Condesa, y hacerlo ahora en espacios monumentales como el Auditorio Nacional. Parsons fue claro: «En espacios más pequeños es más fácil controlar el audio. Y el audio, para nosotros, lo es todo».

La conversación también tocó el tema de lo profético de Eye in the Sky, uno de sus temas más icónicos, especialmente en un mundo hiperconectado y vigilado por redes sociales. Con una sonrisa, Parsons reconoció que el concepto de "Big Brother is watching" se siente hoy más real que nunca. La charla continuó sobre las similitudes musicales entre Eye in the Sky, Prime Time y Sooner or Later, reconociendo que comparten una raíz armónica, aunque no confirmó planes de interpretarlas juntas.
Cuando se le preguntó sobre su experiencia trabajando con The Beatles y Pink Floyd, Parsons no pudo evitar sonreír con nostalgia. Recordó su tiempo en los estudios de Abbey Road con The Beatles, mencionando la increíble atmósfera creativa que respiraba allí, y cómo fue testigo del nacimiento de algunos de los álbumes más influyentes de la historia. También se refirió a su participación en The Dark Side of the Moon de Pink Floyd, donde destacó el nivel de detalle y la perfección técnica que esos artistas buscaban en cada composición, algo que lo marcó profundamente.
Sobre su carrera de más de cinco décadas, confesó haber tenido pocas decepciones, pero lleva consigo el corazón lleno de agradecimiento. Aunque la industria ha cambiado, aseguró estar orgulloso de su impacto, sin pretensiones: «Espero que, en una pequeña parte, haya cambiado el mundo». En un momento en que los álbumes conceptuales pierden terreno frente a las playlists y sencillos, el músico británico reafirmó su respeto por la historia y riqueza cultural de México, dejando abierta la posibilidad de futuras conexiones creativas.

Al final de la conferencia, le pregunté: «Durante 50 años has convertido las máquinas en emociones. ¿Crees que los sintetizadores puedan tener alma o piden prestada la tuya?». Parsons, considerado pionero en el uso artístico del estudio y sintetizador, respondió con serenidad: «La creación también está en lo electrónico. No se trata solo de técnica, sino de intuición». Esta afirmación reivindica el papel del productor como artista, y del sintetizador como una herramienta viva de expresión. Cuando le pregunté si se considera un explorador musical o un creador de legado, Parsons se mostró humilde: «Sin la otra mitad del proyecto (refiriéndose a Eric Woolfson), nada habría sido posible. Me siento afortunado de estar aquí, de seguir tocando estas canciones».
Finalmente, una mujer despistada "reportera" que halagó al productor musical, confesándole "que gracias a él, salvó su vida y que por tal razón, ella ama la música", lo cuestionó sobre si algo de la cultura mexicana le ha inspirado para desarrollar un álbum conceptual en el futuro. Sorprendió a todos al responder: «Ya lo hice. Hice un disco sobre las pirámides de México. Chécalo».

La conferencia acabó cuando algunos medios se acercaron a que les firmaran discos durante un par de minutos, mientras que algunos fans colados aprovecharon para intentar darle su material al compositor para ser autografiado, pero Alan escapó a la brevedad del lugar.
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