El español David Otero lanzó su nuevo álbum 1980, un material que, aunque no pretende ser temático, está ensamblado por una especie de hilo invisible que le da todo su sentido, para convertir una buena colección de canciones en un homenaje al espíritu más divertido de los ochenta.
El disco lleva por título el año de nacimiento del artista madrileño, y su versión de cuando era pequeño es protagonista en los montajes fotográficos que lo acompañan, siendo 1980, un reflejo de la pasión por una época en la que la electrónica conducía a un mundo de fantasía. Por ahí salió el funk, el pop y el disco que rezuman la mayor parte de las canciones de este nuevo trabajo.
«He aceptado el reto y he llamado a jugar a ese pequeño, que descubrió lo que más tarde le haría feliz». — Explicó Otero —. «Por eso esa cara de niño en la portada, porque aún está dentro de mí, por eso 1980. Este disco es mi conjuro, mi hechizo para volver al lugar donde esos polos opuestos, la luz y la sombra, el bueno y el malo, vivían en una armonía constante. De ahí ha surgido este disco y estas canciones»
La creación de este nuevo material fue un proceso que emergió en el estudio de grabación, junto con su productor Tato Latorre (Maldita Nerea) que a la hora de plasmar unas canciones llevaban ese gen retro oculto en su ADN.
Un LP con 10 temas, todos de la autoría de David Otero, entre ellos Baile, una colaboración con la también española Rozalén. Destacan también canciones como Gira, magnética y alegre como pocas, o Como Ya No Estás, píeza melancólica y colorida al mismo tiempo. Así mismo. el primer single promocional Jardín de Flores que son su sonido y videoclip refleja lo que esa década significa para muchos.
El artista madrileño completa así un paso crucial en una carrera que inició como guitarrista y compositor de El Canto del Loco. Previamente, bajo el sobrenombre artístico de El Pescao, lanzó trabajos como Nada lógico y Ultramar, pop refrescante con aromas marítimos y caribeños, para después debutar como David Otero en su álbum homónimo de 2017. Y que ahora se consolida con su segundo trabajo. Escarbando en el luminoso pop de sus primeros años de vida. 1980; sencillamente revitalizante.
México ha sido uno de los países más importantes en su carrera, siendo muestra de ello las presentaciones que ha tenido anteriormente en el Lunario del Auditorio Nacional y El Foro del Tejedor, logrando vender todas las localidades en 30 minutos.
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